CELEBRA EL RECORRIDO DE LA BELLEZA MÁS FELIZ
CELEBRA EL RECORRIDO DE LA BELLEZA MÁS FELIZ
“Las mujeres vienen a Lancôme para ser más bellas, se van sintiéndose más felices.”
Armand Petitjean
Armand Petitjean era un francés con sueños internacionales. Pionero de la cultura de la belleza francesa, él y su esposa se embarcaron en un viaje para crear una marca que rivalizara con los titanes estadounidenses de la industria, trazando un camino para que la elegancia a la francesa ocupara un lugar central.
La ruta de los iconos
El viaje hacia la felicidad es continuo, pero en el último siglo, 5 productos ahora icónicos ayudaron a posicionar a Lancôme, cambiando para mejor la relación entre las mujeres y la belleza
Esta animación fue generada usando inteligencia artificial.
PRÓXIMA PARADA: LA ESCUELA DE BELLEZA
Visionario en todos los sentidos, Armand Petitjean siempre decía que 'nadie mejor que una mujer para hablar de belleza a otra mujer'. Por ello, en 1942, Lancôme inauguró una escuela privada para formar a mujeres para representar la marca en todo el mundo. Ese legado perdura hoy en día gracias a las 130,000 consejeras de Belleza Lancôme, cuya principal misión es la felicidad de las mujeres a través del poder de la belleza
CONSULTA MÁSEsta animación fue generada usando inteligencia artificial.
APRENDE DE SUS EXPERIENCIAS
Una Embajadora Lancôme, por definición, es alguien que inspira. Cada una de ellas tiene una voz distintiva y un punto de vista único, pero al igual que nosotros, todas creen que la belleza es una función de la felicidad, no al revés.
SIGUE TU OLFATO, SIGUE LA ROSA
Para Armand Petitjean, la rosa era la reina de las flores. Por eso, era lógico que se convirtiera en el símbolo principal de la marca Lancôme. Cautivado por su delicado aroma y belleza, dedicó un jardín al cultivo de rosas Centifolia en su propiedad familiar, la Villa Vallières. Hoy, la marca continúa ese legado en Le Domaine de la Rose, un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en Grasse, la cuna de la perfumería francesa. Abierto al público, este monumento a la cultura y al savoir-faire alberga innumerables rosas cultivadas de forma sostenible.
En Lancôme, estas preciosas flores son más que ingredientes; la rosa es un símbolo perenne y una fuente de felicidad.
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